

Ya en el trabajo de campo se sembraron, por un lado, las habas, que son plantas pertenecientes a la familia de las leguminosas, y se considera entre las plantas que mejoran el suelo. Se asocian con las bacterias del género Rhizbium, como resultado fijan el nitrógeno atmosférico al suelo, con el consecuente enriquecimiento del mismo. Su principal aporte para nuestro organismo es su alto contenido en ácido fólico, distintos minerales, alto contenido en proteínas, vitamina B1 y también destaca por su importante aporte de fibra.

Las zanahorias. Suele decirse que esta hortaliza ayuda a broncear la piel y que es buena para la vista, pero además, es un potente anticancerígeno. Contiene gran cantidad de vitaminas A, B, C y E.
La reina de las ensaladas, la lechuga. Regula los niveles de azúcar en sangre, por lo que es ideal para diabéticos y diabéticas. Es rica en vitaminas A, E, C, B1, B2 y B3, además de que aportan varios minerales.




Las fresas hemos de tomarlas de temporada porque ejercen una función antioxidante en el organismo, tienen muchas vitaminas nutritivas y otras propiedades... así que ánimo, ¡PRONTO PROBAMOS LAS FRESAS!
Como podemos observar, un huerto rico y variado. Aunque hay que considerarlo un espacio de investigación, no un sitio de producción. Nuestro alumnado recibe un aprendizaje muy enriquecedor, nunca mejor dicho.
Son varios los motivos y objetivos de nuestro huerto propuesto desde el programa Aldea, ayuda a favorecer entre el alumnado:
- La responsabilidad y el trabajo colaborativo entre el alumnado.
- La alimentación sana y equilibrada a través del cultivo de carácter ecológico.
- La siembra de productos autóctonos, así como su recuperación.
- Los valores de conservación y respeto hacia el Medio Ambiente.
- La participación de las familias.
- La reducción del estrés.
- La búsqueda de la tan ansiada paciencia.
- La satisfacción personal a través de la observación de la naturaleza.