En sucesivas entradas expondremos el cuaderno de trabajo que se diseñó para la excursión organizada desde el programa Aldea para el PUERTO DE LOS EMPEDRAOS. Esta primera parte analiza la situación de los cortijos en El Burgo. Juan Espinosa fue la persona encargada de la exposición cuando llevamos a cabo la excursión. Desde estas líneas agradecemos su inestimable colaboración.
“Vivir en corte o en cortijo, sabio era el que lo dijo”
El sentido
del anterior refranillo o frase hecha la analizaremos una vez que estudiemos
las funciones de los cortijos de El Burgo en una de las cuestiones de este
cuaderno de trabajo. Debatiremos su sentido.
Comenzaremos
hablando de cómo eran los cortijos a finales del s. XIX, principios del s. XX.
Con la ayuda de Juan Espinosa, investigador del pasado de nuestra localidad,
analizaremos las características físicas de los espacios, sus funciones, qué
personas vivían o trabajaban en ellos y el porqué de su abandono.
ESPACIOS Y USOS
En su diseño
no podían faltar, entre otros: la era, el espacio abierto empedrado destinado a
las labores de trilla; el granero, para almacenar la producción; el tinao o
establo de gran amplitud junto al que se ubicaba el pajar para los bueyes
destinados a la labranza; y el patio. No obstante, más allá de los espacios de
labor propiamente dichos, el cortijo andaluz tradicional, sobre todo los más
grandes, contaban con viviendas tanto para el dueño como para los trabajadores de la finca.
El cortijo daba así respuesta funcional a la necesidad de
alojamiento de trabajadores, estables o jornaleros, al de los propietarios cuando
estaban (pues el absentismo era la norma
general), al acomodo del ganado y al almacenamiento de los aperos y productos
agrícolas, todo ello en edificios amplios, organizados en torno a uno o más
patios de distribución.
CONDICIONES EN LOS CORTIJOS. BOLINA
La pobreza de estos terrenos áridos, de calizas y margocalizas, con fuertes pendientes, contrasta con los suelos de la ladera de Sierra Hidalga, la que mira a Ronda, de suelos fértiles y con horizontes bien desarrollados.
En los terrenos que hoy nos ocupan, la mayoría de la superficie está cubierta por piedras y rocas que carecen de suelos, entre los escarpes rocosos serpentean pequeños torrentes que vierten sus escasas aguas hacia la cuenca del río “Turón”.
El agua está presente en épocas de
lluvias, pero en verano, gran parte de la primavera y bien avanzado el otoño,
aquellos terrenos bien pueden confundirse con una zona desértica o un
predesierto de Almería. Aunque en el caso de nuestro pueblo, la recuperación de
la flora es evidente, ya que en la década de los años 50, comenzó a aplicarse
el Plan Nacional de Repoblación Forestal por parte del Gobierno de España, cuyo
principal objetivo era restaurar, conservar e incrementar la superficie
forestal del país. Desde estas líneas, criticar que no se tuviera en cuenta el
mantenimiento de estas magníficas construcciones, que han caído en el olvido y
hoy quedan sus ruinas tras el abandono de las administraciones.
Conectando de nuevo con el anterior
párrafo, seguimos hablando de la época de lluvias. En determinados lugares, el
agua filtrada en el suelo o la caída en forma de nieve, aflora al exterior
cuando las arcillas impermeabilizan el terreno, y lo hace en forma de escasas
fuentes; cerca de ellas, si el escaso suelo lo permitía, a veces existen restos
de pequeñas albercas y lo que debieron ser pequeños huertos. Y entre los
minúsculos llanos con un poco de tomo de suelo, se adivina, con mucha
imaginación, que eran los dedicados a los cultivos de cereales, cultivos casi
artesanales que debían hacerse con arado romano y mulo o burro como toda ayuda,
en un intento de arañar algo productivo a la tierra estéril.
En un tiempo determinado, principios
del s. XX, el encinar, los quejigos o los alcornoques existentes en nuestros
campos se usaron como fuente de riqueza. Estos fueron talados masivamente para
vender la leña y producir carbón para así atender a la demanda existente en las
ciudades y poblaciones cercanas, pero no se tuvo en cuenta la sostenibilidad
del sistema, lo cual derivó en un despoblamiento de arboleda muy abrasivo para
el suelo. Los elementos del clima también actuaron de forma desfavorable puesto
que la cubierta vegetal era escasa. La ganadería también actuó de manera
negativa, puesto que algunos casos, no permitió una regeneración efectiva de
dicha cubierta. En definitiva, un cúmulo de actuaciones y prácticas sin un plan
que permitiera la sostenibilidad del sistema.
Como antecedente del cortijo,
se suele destacar la alquería,
conjunto de construcciones propia de las explotaciones agrarias de la época de
la España musulmana (al-Andalus).
En época tardío romana se produjo un retorno al mundo rural. Si entrásemos a
analizar la Hispania Visigoda (625-711, pueblos que germánicos que derrotan al
romano), la población emigró a pequeños núcleos abandonados por distintas
circunstancias. Un ejemplo similar lo podemos encontrar en la España vaciada
actual, donde hay personas que vuelven a habitar pueblos abandonados porque
quieren desarrollar una actividad agraria o ganadera a pequeña escala o arreglar
un caserío para habitarlo o abrirlo como alojamiento. Algo parecido ocurrió en
aquella época. Aparecieron pequeños diseminados y pequeñas casas más aisladas
fueron reformadas (antecedentes de las cortijadas). Podemos hablar de una
arquitectura de salvación. Pequeñas casas de una o dos estancias que se
calentaban con un pequeño humero, que a su vez servía de cocina. En el exterior
no podía faltar el horno para el pan o un pequeño corral para el ganado. Como
siempre, con agua cerca. Una pequeña fuente, un arroyo cercano o un pequeño río
con un caudal irregular pero que no se secara en todo el año.
1
Recreación de alquería |
Siguiendo con el relato, grupos
provenientes de Oriente y Norte de África (árabes, sirios y bereberes) de
religión musulmana, realizan una incursión por el Sur de España para declarar
la guerra a los visigodos. Derrotan al rey Don Rodrigo en la batalla de
Guadalete y dominan gran parte de la península Ibérica. Su último reducto, el
reino de Granada se rinde ante los Reyes Católicos en 1492… pero no sigamos,
que no es el tema, pero está relacionado, porque en Al-Andalus, esas pequeñas
casas rurales aisladas en el campo, fueron transformadas en alquerías. Aparecen
estas construcciones en época de paz, donde el territorio ya se encuentra
islamizado y la población se centra en subsistir y ya no es temerosa de una
contienda bélica.
Bolina, el Ventorrillo (puerto de los
empedraos), el cortijo del Chorrito, La víbora, son sitios de paso de ganado,
así como muchos de los cortijos existentes, baste mirar el cortijo del Pilar,
situado en el paso hacia Casarabonela o Ardales. Sitios estratégicos que eran
áreas de descanso en su época y como en toda área, hay que pagar por los
servicios.
2 Víbora baja
En el Puerto de los Empedrados, se
halla ubicado el Ventorrillo. Su humilde construcción nos pone de manifiesto en
primer lugar sus características físicas:
-
Es
un espacio delimitado por construcciones de muros de piedra del terreno y como
mortero se utiliza la tierra del lugar.
-
La
techumbre está formada por piezas de madera y tejas.
-
Dispone
de una era embaldosada para la recogida de granos.
La funcionalidad del Ventorrillo, era
la de dar cobijo y descanso a personas que, promovidos por algún fin,
transitaban por la antigua calzada romana, camino medieval y en nuestros días
Camino Real.
Como norma general esta edificación
estaba regentada por una familia, la cual atendía las necesidades de los
viandantes (comida, descanso etc.) tanto de personas como de animales y
rebaños. Todo ello por un módico precio económico.
A finales del siglo XIX, la familia
que vivía habitualmente prestando dichos servicios, estaba formada por
Cristóbal Mingolla Ramírez, natural de Setenil, y su mujer Ana Gallardo Gómez,
natural de El Burgo y con tres hijos. A estos se les conocía por el apodo de “Pasos Largos”. Los
mismos complementaban su deficitaria economía, además, con la agrícola y
ganadera. En años posteriores se produce su abandono.
En sus proximidades existe una cueva
conocida con el nombre de “Clavellino”. La misma durante la pasada guerra de la
Independencia contra los franceses año (1808), se habilitó como polvorín
provisional para abastecer de armas y munición al ejército español que combatía
al francés asentado en Ronda.
También la utilizaba de cobijo y morada Juan José Mingolla Gallardo “Pasos Largos”.
Cortijos próximos a este lugar lo
son: Boquerón, Nogal, Bolina, La Sierra y Dehesilla.
COMENTARIO/ENTREVISTA SOBRE ALGUNOS DE ELLOS Y ELLAS
Nogal: Era
dueña doña Paz García y Ponce de León, y lo regentaba su sobrina viuda Vicenta
Pérez González y sus ocho hijos.
La parte ganadera la tenía arrendada
un pastor y la de siembra de trigo a mi abuelo Juan Espinosa Duarte, conocido
en el pueblo por el apodo de “Capellano”. Según me comentaba mi padre, este
sistema de arrendamiento se terminó cuando falleció mi abuelo en el año 1934.
Mi padre continuó con su actividad de
pastor con 14 años junto a José Mora Beltrán en el cortijo de la Víbora Alta y
Baja propiedad de Agustín Pérez.
Cortijo de la Dehesilla: De este cortijo me comentaba anécdotas y vivencias, una tía
de mi mujer (Carmen Canto García). Regentaba este cortijo su padre Juan José
Canto Muñoz, su mujer y nueve hijos. Debido a las necesidades y penalidades que
esta actividad agrícola y ganadera conllevaba, el matrimonio decidió emigrar a
la ciudad de Ceuta, en dicha ciudad llegaron a prosperar y vivir dignamente
todos sus miembros.
Cortijo de la Sierra: Es uno de los más emblemáticos de El Burgo. Además de ejercer sus
funciones de cortijo rural dedicado a la agricultura y ganadería, el mismo está
ubicado al paso del Camino Real (El Burgo-Ronda). Dispone de un pozo artesiano
con un buen caudal de agua con varias piletas que reflejan su antigüedad, por
lo que es de utilidad pública porque en sus alrededores existe una zona como
“descansadero de ganados”. Aunque su última actividad ha sido la agrícola y
ganadera, también ha sido espacio donde se ha mantenido y criado reses bravas
para la lidia.
También se ha de mencionar que en el
año 1948, se llevó a cabo en este cortijo la celebración de la primera comunión
de los niños y niñas que tenían la edad para ella. Previamente, para este fin,
el sacerdote don Vicente Pérez Marañón y las catequistas se desplazaban desde
El Burgo hasta la Sierra para impartir la catequesis.
En el mes de mayo de dicho año, los
niños de los cortijos (la Sierra, Dehesilla, Hierba Buena, Buena vista, Víbora
Alta y Baja), realizaron dicho acto bajo la presidencia de la imagen de la
“Virgen Milagrosa”, la cual fue procesionada hasta los filares del “Puertecillo
Roque”.
El abandono de los cortijos se
produce cuando las familias propietarias y asalariados, pastores y ganaderos,
tienen que buscar nuevos sistemas económicos para poder vivir dignamente.
A todo ello se le une que a partir de
los años 1960, se comienza a practicar la época de la emigración en El Burgo.
Los lugares de destino eran (Bilbao,
Barcelona, Madrid y Málaga), y a lugares del extranjero (Alemania, Francia,
Suiza y Australia).
Los efectos de la emigración producen
una falta de mano de obra en el medio rural de nuestro pueblo, de tal magnitud
que para la repoblación forestal, se tuvo que contratar a mujeres y niños. En
esos años comienza el Estado Español a fomentar el ICONA y el IARA. Por lo que
muchos cortijos y sus tierras fueron adquirida por el Estado para
transformarlos en espacios y zonas de pinares.
CUESTIÓN DE SUPERVIVENCIA
Sirva de buen ejemplo
el espíritu de superación de estos moradores de los cortijos de nuestro pueblo,
que ante las adversidades buscaban la mejor solución que tenían a su alcance,
hasta que los cortijos fueron condenados al olvido.
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